MAUSER
La luna creciente ilumina el
claro. Los grillos cantan por doquier, mientras los mosquitos zumban
a mi alrededor. Un mochuelo, al igual que yo, ha salido de caza. La
noche se está alargando y el sueño me va venciendo. “A
la hora que es, ya no creo que aparezca el jabalí”,
pensé. Me acomodo al pie de una encina para descansar y descargo el
rifle para evitar sustos. Lo acaricio en mi regazo. Es una joya que
sobrevivió a la segunda guerra mundial, un Mauser kar 98. Algunos se
ríen cuando me ven con él en las batidas y monterías, pero su
calibre 7´92x57 lo hace perfecto para cazar cualquier presa de
nuestro país. Además, cuando lo empuñas parece que esté vivo y te
quiera contar su historia. Mientras disfruto la noche y su vida, me
va venciendo la modorra.
Un
par de fuertes golpes en el costado me despiertan. El cielo está
encapotado y un muro de sacos terreros ha sustituido a la encina
donde descansaba. Un tipo con uniforme alemán de la segunda guerra
mundial me grita algo que no oigo por las explosiones y disparos. Los
americanos salen de un bosque distinto a aquel en que estaba cazando.
Empuño mi Mauser y abro fuego. No por mi país o mi fürer, lo hago
por seguir vivo un día más. “¿Mi
país?¿Mi fürer?¿Qué narices estoy pensando?¿De dónde salen
esas ideas?”
Un
rayo de sol me despierta. Me vuelvo al coche con mi fusil. Mientras
lo guardo en su funda, sigo dándole vueltas al sueño. “¿Por
qué ha sido un sueño,no?”
Un abrazo y nos vemos en la feria del libro de Alicante.
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