CON
LA LUNA POR TESTIGO
La piedra en que estoy sentado ya no me parece tan cómoda como al
principio de la noche, cuatro horas atrás. Los mosquitos me están
devorando, pero aun así aquí estoy. He decidido acabar esta noche
con el animal que esta destrozando la huerta de mi tío Benito. Sin
mas testigo que la luna veraniega y las estrellas eternas, espero en
una piedra del margen que hay detrás del olivo de tres pies.
Todo empezó esta mañana cuando vine a visitar a mi tío desde la
ciudad. Me contó que desde hacía una semana cada noche “algo”
le rompía el cercado y entraba en su huerta, no dejando títere con
cabeza. Lo vi tan abatido que no pude negarle mi ayuda.
Fuimos a ver el lugar pon donde entraba el bicho. En efecto, la
cerca esta levantada. Por los mechones de pelo enganchados a ella
deduje que el animal en cuestión era un jabalí y por el tamaño del
destrozo, quizá el macareno de mis sueños. No me había traído la
repetidora pero mi tío me ofreció una paralela del calibre 16 que
llevaba ya un siglo en la familia. Después de cenar tomé posiciones
y bueno, aquí estoy.
Un ruido en la cerca llama mi atención, me preparo. Una gran
sombra se escurre bajo un nisperero, encaro la vieja escopeta. En ese
momento se oye un gruñido, es la señal, entra una ruidosa piara de
jabatos. Es una hembra con crías. Bajo el arma. Lo siento por mi
tío, pero amo tanto a estos animales que no soy capaz de disparar.
Mañana ayudaré a mi tío con los desperfectos y la cerca, y miraré
algún repelente. Pero por ahora voy a disfrutar observándolos un
rato.
Un abrazo y hasta la próxima entrada.
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