TOLEDANA
-Su
padre me desprecia, su hermano me odia, solo tu, toledana mía,
entiendes mi pesar y devoción. Solo tu has sentido mis lágrimas en
tu filo. Por eso te pido ayuda, en esta clara noche, para llevar a
cabo mi cometido.
Tras
acariciar y enfundar la hoja, se dirige hacia el caserón donde está
recluida su amada. Dios dirá si esta noche dormirá en el cielo de
su amada...
Un abrazo y hasta la próxima entrada.
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